Usted que peina canas y es del “Juve”, ¿dónde estaba hace treinta años?
Por Gabriel Alejandro Lopez
La pregunta es para la querida familia del Argentino Juvenil Club, de un curioso periodista deportivo. ¿Qué hacía, dónde estaba si es que estaba en 1994? Miro mis sombras y con ellas me veo en la redacción de un diario, el “Hoy”, cuando en octubre me dieron una linda responsabilidad. Escribir sobre el fútbol infantil en un nuevo suplemento que los miércoles engordaba la tirada, “El Clasiquito” (el diminutivo de “El Clásico” con todos los deportes). Tenía 20 años y entraba a un predio de club barrial con un fotógrafo. O a la sede de las tres ligas, y recorría los sábados una cancha a elección confesándoles mi rasgo sectario: más tiraba hacia Berisso, ciudad donde vivía y me había criado… yendo atrás de una pelota.
APLAFI tenía 27 instituciones y me daba ganas de conocer por los nombres a La Curva, Neptuno y Martín Fierro, de City Bell y debutante en el ‘94. Mi compañero de redacción era el hoy archiconocido de la televisión nacional, Esteban Trebucq, y en la semana estudiaba en la escuela de Niembro y Araujo con un —también famoso— Federico Bulos, relator de fútbol de primera.
Sin presiones, puedo verme como un personaje que “hacía de periodista”, portando lapicera y cuaderno para empezar a escribir los nombres de jugadores, entrenadores, dirigentes, profesores, ¡padres de la vida!
Pero cada pibe del “Juve” vivía pendiente de su canchita, la única que tenía el Club hace treinta años. Un lugar poblado de risas y gestos solidarios. Esteban Guerzoni era el goleador de la 81, un apellido histórico en el club por sus abuelos paternos, que organizaban los bailes en la Sede durante la década del sesenta. Y Raúl, el padre del pequeño “Tete”, en el 94 era presidente de APLAFI, el mismo que de bebé dejaban durmiendo en un rincón del AJC durante alguna reunión danzante.
Las ocho categorías de infantiles se repartieron con “delegados”. Jorge Reyes, gozaba del juego de la 82, tricampeona. El padre de Hernán Reyes, de la 79, fue elegido DT del seleccionado de APLAFI. Ser padre era disponer de mayor tiempo libre que el de los actuales progenitores. El recordado Alberto Passarelli, “Tito”, dirigía a la 80 y alentaba a un chico rubio de rulos, Daniel Passarelli, por sus amigos bautizado “El Conejo”. Hugo Rodríguez también era juez y parte, papá hinchún y ayudante de campo, hoy carnicero en City Bell. Miguel Marti, “Cacho”, amaba la 86 como a cada pedacito de club, el papá de Nicolás, al que de tan bajito de estatura le quedó el sobrenombre “Cucaracha”.
“El Juve es una gran familia”, asegura en su adultez Maximiliano Salas, de la 80, que en el presente dirige el Senior. “Lo que hicieron por nosotros fue hermoso sacando a los pibes de la calle”, valoró “Pachi”. Tal vez por eso en 2001 dio una buena mano para ayudar a fundar otra pasión: Defensores de City Bell.
“¡Vamos que tenemos que sumar para la general”. ¡Oh, puntajes! Esos pibes sin entender demasiado salían a jugar mientras la idea de los adultos era (desde las reuniones de la Liga en calle 40 entre 4 y 5, con sugerencia para cada club) la importancia que “ganen todos en vez de una categoría”, porque… ¿y los chicos que no pudieron, qué pensarían al lado de los compañeros del mismo club? Los martes salía en El Día yuna página chorreaba de números. Resultados, tablas. La 87 y la 86 eran promocionales, y de la 80 a la 85 se computaba para la general. El Día tituló a cinco columnas: “Argentino Juvenil domina las posiciones”, y en la bajada se podía leer una bajada más resultadista de la prensa deportiva: “Los de City Bell ampliaron las diferencias luego de la victoria sobre CRISFA”. Sacó una docena de puntos y apenas recibió dos goles esa fecha.
El miércoles a las 19 horas los abonados Televisión Selectiva (TVS) pudieron ver por canal 59 las principales alternativas de un encuentro del “Juve” y CRISFA. Los años noventa fueron el auge de la televisación por el sistema de Cable en primera de AFA y APLAFI no se quedaba afuera de esa experiencia.
Las corridas y piques cortos no solo eran de los que jugaban, sino de los pibes, por una “doble jornada”. Una seguidilla de visitantes el sábado en Retiro Norte (se tomaba como el clásico) y el domingo a Gorina; la 81 volvió contenta como perro con dos colas, 5 a 0 y 5 a 1.”En esos años en Infantiles la rompíamos toda”, se entona un socio histórico Eduardo Castagnani, atendiendo hoy los quehaceres diarios en la Sede.
Había un ídolo deportivo que se podía tratar, porque era un ídolo de carne y hueso, Juan “Gianni” Brotto, un ciclista que compitió para Estudiantes y llegó a los Juegos Olímpicos de Roma en 1960. A los cuarenta y un años fue padre y llegó al club con Mauro Brotto para distenderse con el apasionante fútbol infantil, dejando horas de laburo en su bicicletería. Brotto auspiciaba las camisetas. La vida nos llevó a despedir muy pronto a padre e hijo.
Una tarde de noviembre conocí al Argentino Juvenil, de camiseta simple, el blanco se imponía y el color amarillo y celeste que hacía juego en las mangas largas. Fue durante el tramo definitorio de la Zona Campeonato.
Fue el sábado 11 de noviembre, cerca de “El Bosquecito” de Gimnasia, en el barrio de la UTN, Universidad Tecnológica Nacional, donde existía la cancha polvorienta de Universitario, hoy con una infraestructura asombrosa. En aquellos días, sobresalía un quincho con la parrilla y dos vestuarios que eran casillas de madera que rodeaban el alambrado perimetral enano.
La 84 dio lección de toque, 6 a 0. Y la 81, 2 a 0. Empató la 85 1-1, cayó la 82, 2-3. Cabe destacar que ese año la 80 no sumaba, pero seguía jugando y goleó 5-1 a los celestes de Berisso.
Abro una de esas reliquias de “El Clasiquito” y descubro un lado más amable de la información: “Como ocurriera el año pasado, es la vedette de los torneos que organiza APLAFI”. Quienes computaban todo, pasaron la información entre semana: “Con solo sumar un punto Argentino se quedará con el Campeonato”. A los datos: Argentino Juvenil tenía 102 puntos, 11 más que Retiro Norte que el sábado “estaba obligado a ganar todos los partidos frente a Frigorina”.
La expectativa se trasladó hasta la cancha del C.F. 12 de Marzo, que empezó a participar ese año y tuvo una 83 revelación. Un club que se llamaba como “una fecha”, y el sábado 19 de noviembre, del 112 Aniversario de la Ciudad de La Plata, con Virus y Los Rodríguez en Plaza Moreno, el “Juve” se divertía en Melchor Romero.
Así concluía la decimotercera fecha, sacó 8 de los 12 puntos y fue el campeón Anual totalizando 110, CRISFA 99, San Francisco 96, Retiro Norte 95, Frigorina 93 y Arturo Segui 91. Quedaban las finales por categorías, pero ésta vez no se le dará a ninguna luego de tres festejos del año anterior con la 80, la 82 y la 84.
Recuerda Willy Mamani, defensor por izquierda, zurdo de la 84, “en mi categoría quedaron en la historia dos grupos, uno que salió campeón y el de los nuevos donde llegué yo”. Ese año fue Bernasconi el DT y después Hugo Delgado. Con quien fuese, aquel hijo de la vida hoy le comenta a los suyos (tiene dos): “Me ayudó un montón el fútbol, con la gente que pudo rodearme en el Juvenil, gente que me apadrinó y estuvo pendiente de mí”.
Estaba de moda en TV “Los Campeones”, dibujitos animados, y así se sentían en la 82, a pesar de que en 1994 finalizaron en un decoroso tercer puesto. Hubo una definición por el segundo lugar, que los puso a jugar con San Francisco en dos partidos en cancha neutral —Curuzú y Gorina—. Los chicos eran Rodrigo Roldán, Pablo González, Hugo Duarte, Boris Scherloh Kohner, Omar Toloza, Diego Cardo, Alfredo González, Juan Vergara y Lucas Martínez.
La 80 estaba en transición hacia la cancha de juveniles y jugaban en la cancha de siete pero con seis jugadores. Muchos llegaron desde la Escuela 81 (después se llamó FIVICA) y uno quiso atajar aquí cuando “faltaba uno al arco” y llegó desde San Francisco. Se trata de Pablo Didiuk que lo recuerda con emoción a los 43. “Gracias a Argentino Juvenil pude jugar cuando yo venía de ser suplente, y en una cancha humilde la vida me permitió conocer a chicos con los que seremos amigos para toda la vida”, dice el sociólogo y ex arquero.
Ese fin de año “El Día” publicó una foto a color de la 80. En la fila de parados, “Tito” Pasarelli (DT), Rolando Casco, Cristian Ibarra, Mauro Brotto, Diego Palma; en cuclillas Maxi Salas, Daniel Passarelli, Hugo Rodríguez y Gaspar Aldonatte. Ante la sorpresa de esa imagen, Pablo reacciona con un “no estuve, porque en casa solíamos salir de viaje, al exterior, yo nací en cuna de oro, pero fui feliz con esos pibes que en su mayoría vivían en casas de chapas”. Otros pequeños de su equipo (que tampoco están en la imagen) son Fabricio Pascoli, Diego Corbalán, Diego Sánchez Ortíz, Manuel Cáceres y Matías Guerra.