El Club y su Historia

Paradigma del club de barrio que lucha por subsistir, el Argentino Juvenil
Club supo conocer sus épocas de oro durante finales de los años ’40 y la primera mitad de los ’50. Si bien su historia arranca en febrero de 1946, reconoce sus orígenes en otra legendaria asociación: la Asociación de Jóvenes Cristianos.
La integraban en su mayoría adolescentes que contaban con el asesoramiento de don Antonio Serena, vecino de la calle 20, a metros de Cantilo. Regenteaba el grupo el padre Casiano Goldarás, franciscano del convento de Villa Elisa, al igual que otros religiosos que lo secundaban como los padres Francisco, Pablo y Elías, que actuaban como “garantes” del club.
El primer presidente fue Ángel Gerardi y además estaban Gismano, José López, Juan Gregorio Forneris, Rafael Ferro, Horacio Flores, Carlos Garat, Juan Carlos, Oscar y Honoria Campi -la única mujer del grupo-, Constanzo, OmarChiessa” y otros más.
Las primeras reuniones se hicieron en la glorieta que había en la capilla del Sagrado Corazón, inaugurada muy poco tiempo atrás por sor María Ludovica. Luego el grupo se traslada a lo de Antonio Campi (cuyos hijos integraban el grupo fundador), hasta que consiguen en préstamo una casa situada en Cantilo y 1, por entonces de don Ángel Cogoma y luego de la familia Chiessa. Todos integraban el coro de la capilla y la supervisión de los sacerdotes era casi permanente. De allí que pasaran a ser conocidos como los del “Club de
la Vela”, en una suerte de chanza relacionada con los cirios litúrgicos. 

En realidad, este puñado de jóvenes era un desprendimiento del Club Atlético en los tiempos en que lo presidía José Verge, luego de alguna rencilla propia de los clubes barriales, pero que fue suficiente para inscribir en la historia la rivalidad eterna entre ambas instituciones.

El estrecho control de los sacerdotes no era, sin embargo, inviolable: los bailes que ellos no permitían que se hicieran en el club se concretaban en una propiedad prestada, donde hoy funciona la delegación municipal, y las
kermesses, en lo de Chiessa, en Cantilo y 1.

Para armar el escenario de los bailes se conseguían en préstamo los tablones de los andamios de las obras en construcción, que por ese entonces eran muchas en City Bell: se traían el sábado a la tarde y el domingo antes del mediodía ya se devolvían.

Hacia 1945, la influencia religiosa ya no era tan marcada y se decide consolidar la agrupación pero con el nombre de “Argentino Junior Club”, una
manera de aprovechar las siglas que formaba la anterior denominación y que
quedarían inmortalizadas en el escudo de chapa que el mismo Omar Chiessa
confeccionó a mano en su casa y que aún se conserva en la sede de la institución. 

Pero como el nombre incluía una palabra extranjera, no fue aceptado por aquellos años de nacionalismo y por tal motivo quedó como “Argentino Juvenil Club”, nacido oficialmente el 26 de febrero de 1946